Ricardo II de Inglaterra



Ricardo II de Inglaterra (Burdeos, 6 de enero de 1367 - Yorkshire, c. 14 de febrero de 1400), llamado también Ricardo de Burdeos fue rey de Inglaterra desde 1377 hasta su derrocamiento en 1399. Nacido en Burdeos en 1367 siendo el segundo hijo de Eduardo de Woodstock llamado el Príncipe Negro y su esposa Juana de Kent. En 1372, a la muerte de Eduardo de Angulema, su hermano mayor, se convirtió en el segundo en la línea de sucesión al trono inglés, solamente precedido por su padre. Posteriormente, la muerte de este en 1376 lo convierte en el heredero del trono de su abuelo. Al año siguiente, con la muerte del rey Eduardo III de Inglaterra el 21 de junio de 1377, Ricardo sube al trono con sólo 10 años. Durante los primeros años de su reinado, el gobierno estuvo a cargo de un consejo. La aristocracia prefirió esto en lugar de una regencia encabezada por Juan de Gante, tío del monarca, sin embargo Juan tuvo gran influencia en el gobierno. 

La revuelta de los campesinos en 1381 representó el primer gran reto que tuvo que enfrentar durante su reinado, en la cual el joven rey jugó un papel importante en la supresión exitosa de esta crisis. Sin embargo en los años siguientes, la dependencia del rey de un pequeño número de cortesanos causó descontento entre los más influyentes quienes se rebelaron y en 1387 el control del gobierno pasó a manos de un grupo de aristócratas conocidos como los Lords Appellant. Para 1389 Ricardo había recuperado el control y durante los ocho años siguientes mantiene la paz con sus antiguos adversarios. Es  en 1397 cuando Ricardo toma represalias con los antiguos rebeldes, los cuales en su mayoría son exiliados o ejecutados. Los dos años siguientes son conocidos como la tiranía de Ricardo II. 

En 1399 tras la muerte de Juan de Gante desterró de por vida a su primo Enrique Bolingbroke. En junio del mismo año Enrique invadió Inglaterra con un pequeño ejército el cual creció rápidamente. A pesar de que Enrique decía solamente querer su patrimonio perdido, pronto se hizo evidente su intención de reclamar el trono para sí mismo. Sin encontrar mucha resistencia, Enrique depuso a Ricardo y se hizo proclamar rey como Enrique IV. Ricardo murió en prisión en febrero de 1400, al parecer fue dejado morir de inanición sin embargo aunque persisten las interrogantes sobre su destino final. 

Menos belicoso que su padre o abuelo, trató de poner fin a la Guerra de los Cien Años que Eduardo III había iniciado. Además, era un firme creyente en la prerrogativa real, algo que le llevó a limitar el poder de la aristocracia y contar con un séquito privado para su protección personal. A diferencia de la corte fraterna y marcial de su abuelo, Ricardo cultivó un ambiente refinado en su corte, en la que el rey era una figura elevada, con el arte y la cultura en el centro. La reputación póstuma de Ricardo se debe en gran medida a William Shakespeare, cuyo obra Ricardo II muestra a su mal gobierno y posterior derrocamiento por parte de Enrique como causantes de la Guerra de las Rosas, en el s. XV. Los historiadores modernos no aceptan dicha interpretación, sin embargo tampoco lo exoneran como causante de su propio destronamiento. La mayoría de ellos coinciden en que, a pesar de que sus políticas no eran sin precedentes, la manera en la que las llevó a cabo era inaceptable para la clase política, y esto condujo finalmente a su caída.

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