Enrique IV de Inglaterra



Enrique IV de Inglaterra (Castillo de Bolingbroke, 3 de abril de 1367 - Abadía de Westminster, 20 de marzo de 1413), rey de Inglaterra de 1399 a 1413. Fue hijo de Juan de Gante —hijo del rey Eduardo III de Inglaterra— , conde de Richmond y duque de Láncaster y de su primera esposa Blanca de Lancaster, duquesa de Láncaster —tataranieta del rey Enrique III de Inglaterra—, siendo el cuarto hijo varón del matrimonio, pero la muerte de sus tres hermanos mayores en la infancia hicieron que él fuera el heredero de su padre. 

Desde 1387 hasta 1390, Enrique de Láncaster, comandó, lideró y dirigió la facción oponente a su primo hermano el rey Ricardo II de Inglaterra. Posteriormente combatió, luchó y guerreó junto con los caballeros teutónicos contra los lituanos y peregrinó hasta Tierra Santa, concretamente hasta Jerusalén. A su regreso se alió con Ricardo II, como consecuencia de una disputa con Thomas Mowbray, primer duque de Norfolk —tataranieto del rey Eduardo I de Inglaterra—. En consecuencia, Enrique reclutó un ejército, invadió Inglaterra y capturó al rey Ricardo II, que renunció pronto al trono. En el mismo año 1399, el Parlamento Inglés eligió a Enrique de Láncaster como rey con el nombre de Enrique IV de Inglaterra. 

Los escoceses y galeses, apoyados, instigados y dirigidos por Francia, iniciaron una gran revuelta. Sin embargo, los escoceses fueron derrotados en Humbleton Hilln (1402), aunque los galeses continuaron con la rebelión durante siete largos años bajo el mando del caudillo galés Owen Glendower. En ese mismo año, Henry Percy, conde de Northumberland y quién le había ayudado a llegar al trono se rebeló contra él junto a su hijo Harry, su pariente el conde de Worcester y nuevamente Owain Glendower; sin embargo fueron derrotados en la batalla de Shrewsbury en 1403; Percy siguió conspirando contra el rey, participando en dos rebeliones más hasta ser finalmente derrotado en Bramham Moor en 1408. Asimismo, persiguió a la secta religiosa conocida como de los lolardos. Enrique IV falleció en la Abadía de Westminster, el 20 de marzo de 1413, siendo sepultado en la catedral de Canterbury.

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