Batalla de Aljubarrota 1.385.



Aconteció al final de la tarde del 14 de agosto de 1.385, entre tropas portuguesas e inglesas al mando de Juan I de Portugal y de su condestable Nuño Álvares Pereira, y el ejército castellano-francés de Juan I de Castilla. Tuvo lugar en el campo de San Jorge en los alrededores de la villa de Aljubarrota, entre las localidades de Leiria y Alcobaça en el centro de Portugal. El resultado fue la derrota de los castellanos-franceses. 

 Antecedentes 

En 1.380, a petición del rey portugués Fernando I, las coronas de Castilla y Portugal establecieron un acuerdo dinástico con el objetivo de acabar con los enfrentamientos que castellanos y portugueses venían manteniendo desde hacía décadas. Según este tratado, Beatriz hija del monarca portugués, se casaría con el heredero de Castilla don Enrique (el futuro Enrique III), hijo de Juan I de Castilla. Con el fin de ratificar la alianza de ambas coronas, los dos monarcas acordaron, además, que en el caso de que cualquiera de ellos muriera sin hijos legítimos, el que sobreviviera sería nombrado rey y sucedería al fallecido en el trono. La posibilidad de que esto ocurriera era ciertamente remota, por cuanto ambos tenían hijos legítimos, pero no por ello dejaba de ser posible. A pesar de estos acuerdos y de que Castilla era aliada de Francia, la alianza de Portugal con Inglaterra se mantuvo intacta. Así que cuando un año después el duque de Cambridge desembarcaba en Portugal para reclamar los derechos que el duque de Lancaster, como marido de una de las hijas de Pedro I el Cruel, creía poseer sobre el trono castellano, Fernando I se apresuró a cambiar los términos de su acuerdo con Castilla. Decidió entonces romper el acuerdo matrimonial con Enrique y proponer como nuevo candidato a Fernando, segundo de Juan I, de manera que si el rey portugués moría sin descendencia masculina, ambas coronas no se unirían: Enrique heredaría Castilla, mientras que Juan sería entronizado como rey en Portugal. La muerte de Leonor de Aragón, esposa de Juan I, vino a trastocar de nuevo los planes: sería ahora el propio rey de Castilla quien finalmente desposaría a Beatriz de Portugal. A la muerte de Fernando I en 1.383, su viuda, la reina Leonor, reconoció a Juan I como legítimo rey de Portugal, lo que no hizo sino exaltar aún más el sentimiento nacionalista portugués, que encontró un líder en la figura de Juan de Avis, Maestre de la Orden de Avis, hijo ilegítimo del rey Pedro I y, por tanto, hermanastro del difunto monarca. Éste asesinó al conde gallego Joáo Fernandes Andeiro, amante y favorito de la reina viuda, quien se vio obligada a solicitar la ayuda de su yerno. El rey de Castilla acudió en su socorro, pero desoyendo los avisos de sus consejeros que le advertían que no entrase en el reino por fuerza ni con gente de armas, decidió encaminarse hacia Lisboa con un ejército para hacer valer sus derechos al trono portugués. A comienzo del año 1.384, el rey de Castilla llegó a Santarém, junto a su esposa siendo aclamados rey y la reina de Portugal. Bajo la presión de su hijo y, a pesar del Tratado de Salvaterra de Magos de 1.383, Leonor Téllez de Meneses abandona sus derechos a la regencia. Muchos lugares reconocen el rey de Castilla. La presencia del ejército castellano suscitó los recelos y provocó la sublevación de los burgueses de Lisboa y Oporto. Pronto se les unieron otros muchos concejos, así como gran parte de la pequeña nobleza. Portugal se dividió entonces entre quienes apoyaban al rey de Castilla, sobre todo la alta nobleza del reino y la Iglesia, que veían en su esposa a la legítima heredera, y aquéllos que se oponían a él que eran mucho más numerosos como los burgueses de las ciudades más prósperas y un sector importante de la nobleza del país. Estos últimos se cobijaron bajo la bandera del descontento que habían alzado Juan de Avis y su condestable Ñuño Álvares Pereira. El 6 de abril 1384, una expedición castellana fue detenida en la batalla de Atoleiros por Nuño Álvares Pereira, en la que 400 hombres de armas y 1.000 infantes puso los arqueros y ballesteros en los flancos y los hombres de armas desmontados con la infantería en el centro a la manera inglesa, deteniendo a una incursión castellana de unos 1.000 jinetes y 3.000 infantes, los castellanos cargaron y fueron detenidos por los obstáculos y el fuego de flanco de los arqueros y ballesteros, teniendo que retirarase. Entre febrero y octubre de ese año, Lisboa estuvo sujeta a un bloqueo por tierra y por mar por el ejército de Castilla que disponía de unos 25.000 efectivos. El bloqueo se rompió el 18 de julio 1.384 con la llegada de una flota portuguesa de Oporto, que consiguió pasar a través de la armada castellana sacrificando parte de su escuadra, logrando abastecer a los habitantes de Lisboa, solo dos días después llegaban barcos castellanos de refuerzo que hubiesen hecho imposible la operación. Los portugueses fueron ayudados en gran medida por el destino: la peste diezmó el ejército castellano acampado fuera de Lisboa y tuvo que levantar el asedio el 3 de septiembre.

Batalla de Aljubarrota 1.385.  

A partir de 1.385, Juan de Aviz entabló negociaciones con Inglaterra que envió un contingente de anglo-gascón de unos 2.000 efectivos y la Santa Sede para obtener su apoyo, a sabiendas de que los castellanos se habían puesto del lado de los papas de Aviñón. Fue elegido rey el 6 de abril 1.385. Al asumir el cargo, Juan I de Portugal buscó ganar el apoyo de las ciudades que se habían aliado con los soberanos castellanos como Caminha, Braga y Guimarães mediante la organización de una expedición militar en el norte. Durante el mes de mayo 1.385, el rey de Castilla realizó nuevas incursiones militares para saquear y devastar Portugal. La ciudad de Viseu fue saqueada, pero los castellanos fueron detenidos de nuevo en la batalla de Trancoso a principios de junio 1.385, empleando el mismo método, unos 300 efectivos portugueses mandados por Juan Rodriguez de Castañeda derrotaron a 600 efectivos pro-castellanos mandados por Gonçalo Vasques Coutinho. Un mes después de esta victoria, los portugueses se enteraron de que un gran ejército castellano comandado por Juan I de Castilla en persona se estaba preparando para invadir Portugal. 

El rey Juan I de Castilla reunió un importante ejército, pero las numerosas bajas sufridas en el asedio de Lisboa, tuvo que pedir ayuda a Francia y Aragón reuniendo unos 30.000 efectivos, de los cuales se estiman que estiman que 7.000 eran hombres de armas (2.000 franceses, 3.000 castellanos, y 2.000 aragoneses y portugueses), 2.000 jinetes ligeros, 15.000 infantes y 6.000 arqueros y ballesteros, así como 15 piezas de artillería, y todo un tren de bagajes de 700 carretas tiradas por bueyes con unos 10.000 no combatientes, que le hacía progresar lentamente. 

Cruzó la frontera partiendo de Ciudad Rodrigo sobre el 8 de julio, avanzó por Almeida, Pinhel y Troncoso, llegando a Celorico donde el 21 encontrándose enfermo, firmó su testamento. El 1 de agosto se puso en camino hacia Coimbra, siendo el rey transportado en litera y haciendo jornadas cortas. El 8 de agosto pernoctó en Soures y el 10 en Pombal y el 13 llegó a Leiria. Como maniobra de distracción el arzobispo de Toledo había sitiado Elvás con una fuerza de 1.500 lanzas, 600 jinetes y numerosos peones desbastando la zona de los alrededores. Los portugueses se dirigieron a Elvás para levantar el cerco, pero cuando llegaron allí, recibieron la noticia de que habían entrado por el norte, tenían dos opciones: o bien cortar el eje de suministros al ejército castellano o bien ir a hacerle frente en una batalla decisiva, escogiendo esta última opción porque si los castellanos se hacían con la corte y el tesoro, no le quedaría más salida que huir del país o encastillarse en algún rincón a resistir hasta la muerte. Tenía que salirles al paso y presentarles batalla. En el camino recibieron refuerzos en Alemquer, se le incorporaron de Lisboa 100 lanzas y 21 caballeros ingleses; y después en Abrántes, llegó Pereira del Alemtejo con 600 hombres de armas, 300 ballesteros y 2.000 de a pie. En Porto-Moz el día 13 se unieron 1.000, procedentes de Alcobaza; y antes de empezar la batalla se presentaron 162 de la Beira. Había una fuerza de unos 3.500 efectivos de nobleza local que aún no se habían decidido y estaban expectantes. El 12 de agosto el ejército portugués llegó a Porto de Moz, y desde donde realizo un reconocimiento de la zona para elegir un buen campo de batalla. Nuño Álvares Pereira condestable portugués escogió un pequeño cerro cerca de Aljubarrota y situó allí a sus tropas. El cerro estaba flanqueado por dos riachuelos y era de difícil acceso salvo por el lado sur. La idea era colocarse allí, bien visible, y esperar. Mientras sus tropas aconsejados por los ingleses se dedicaron a escavar trincheras, clavar estacas y cortar árboles para colocarlos delante de las posiciones y obstaculizar una carga de caballería. Disponía de 11.000 efectivos y 3.000 no combatientes (2.000 hombres de armas, 7.000 infantes, 1.500 arqueros y ballesteros de los que 700 eran ingleses) y 500 jinetes ligeros, así como varios (posiblemente 6) truenos o lombardas. 


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