Alfonso V en italia



Benedicto XIII había investido a Fernando I de Aragón rey de Sicilia en 1412 y este había nombrado a su hijo Juan como lugarteniente general de la isla. Al fallecer Fernando I, los sicilianos intentaron que su trono fuera ocupado por Juan, por lo que la primera medida de política exterior que tomó Alfonso V fue acabar con esas ansias independentistas. Reclamó la presencia de su hermano Juan en la corte y lo envió junto a su otro hermano, Enrique, para que le ayudara en la lucha que mantenía por hacerse con el poder en Castilla. 

Desactivado el peligro independentista siciliano, el siguiente objetivo de Alfonso fue la isla de Cerdeña, territorio sobre el que la corona aragonesa reivindicaba su soberanía desde que en 1297 el papa Bonifacio VIII concedió la isla en feudo a Jaime II de Aragón, y que a la sazón se encontraba inmerso en una rebelión instigada por los genoveses. 

Alfonso se dirigió a la isla al frente de una escuadra de 24 galeras que zarpó, en mayo de 1420, desde Los Alfaques con dirección a Alguer con la intención de someter a las ciudades que se habían rebelado. La llegada de la flota hizo que los rebeldes se sometieran sin presentar resistencia alguna. 

Desde Cerdeña, Alfonso se dirigió con su escuadra a la isla de Córcega donde logró tomar la ciudad de Calvi y puso sitio a la ciudad de Bonifacio. 

Alfonso V abandona el sitio de Bonifacio en 1421 cuando recibe la petición de ayuda de Juana II de Nápoles ante el sitio que estaba sufriendo por parte de las tropas de Luis III de Anjou, mandadas por Muzio Attendolo Sforza. El monarca aragonés acude en ayuda de Juana que en agradecimiento le adopta como hijo y heredero y le nombra duque de Calabria y, tras fijar su residencia en Nápoles nombra regente de Aragón a su esposa María. Los sucesivos éxitos militares y políticos de Alfonso V en el escenario mediterráneo levantaron el recelo del duque de Milán Filippo María Visconti quien, aprovechando el enfriamiento de las relaciones entre la reina Juana y Alfonso cuando este hizo detener al primer ministro napolitano y amante de aquella, Giovanni Caracciolo, alentó una revuelta encabezada por Sforza que obligó a Alfonso a refugiarse, el 30 de mayo de 1423, en la fortaleza napolitana de Castel Nuovo hasta que la llegada de una flota aragonesa de 22 galeras le permitió recuperar Nápoles y obligar a Juana a buscar refugio en Aversa y después en Nola donde revocará la adopción de Alfonso y nombrará nuevo heredero a Luis de Anjou. 


Tras recibir noticias de la Península acerca de las dificultades que atraviesan sus hermanos en su enfrentamiento con Castilla, y al necesitar refuerzos económicos y militares para continuar con su política de expansión, Alfonso decide dejar Nápoles al mando de su hermano Pedro y, tras destruir el puerto de Marsella en territorio de los Anjou, retorna a sus reinos peninsulares donde permanecerá hasta 1432. 

La ausencia de Alfonso de Italia permite al duque de Milán conquistar, en 1423, Gaeta, Procida, Sorrento y Castellammare; y tras poner sitio a Nápoles permitir a Francesco Sforza tomar la ciudad en 1424 obligando a Pedro a buscar refugio en Sicilia. 

Alfonso V retorna a Italia en 1432 pero debe posponer la toma de Nápoles debido a la liga militar que, con el apoyo del papa Eugenio IV y del emperador Segismundo, forman Venecia, Florencia y Milán y que le obliga a firmar en 1433 una tregua de diez años con Juana II de Nápoles.

La tregua permite a Alfonso fijar su atención en África donde ya, en 1432, había dirigido una expedición militar contra la isla de Yerba. Su interés se reanuda en 1434 con una nueva expedición a Trípoli, sin embargo las muertes de sus rivales napolitanos hace que su atención vuelva a centrarse en Italia. En efecto, en 1434 fallece Luis III de Anjou por lo que la reina Juana nombra nuevo heredero al trono de Nápoles al hermano de aquel, Renato. Sin embargo, ante la muerte de Juana al año siguiente, el papa Eugenio IV no da su aprobación por lo que Alfonso ve llegado el momento de conquistar Nápoles. Acompañado de sus hermanos Juan, Enrique y Pedro toma la ciudad de Capua y pone sitio a Gaeta en cuyo auxilio acudió una flota genovesa, que derrotará a la aragonesa en la batalla de Ponza que se desarrolla el 4 de agosto de 1435 y en la que fueron hechos prisioneros el propio rey y sus hermanos Juan II de Navarra y Enrique que son entregados al duque de Milán Filippo María Visconti.2​ 

En 1436, el duque liberó a Juan de Navarra quien regresa a la Península y sustituye a la esposa de Alfonso V como regente del reino de Aragón, por lo que María quedó únicamente al frente del principado catalán. Alfonso negocia su libertad y llega con Visconti a un acuerdo con el duque de Milán por el que ambos firman una alianza que le permitirá volver a conquistar Capua y Gaeta en 1436 y poner sitio a Nápoles, en el que fallecerá su hermano Pedro en 1438. Tras tomar varias ciudades en Calabria, incluyendo a Cosenza y Brisignano, entrará triunfalmente en Nápoles el 23 de febrero de 1443, obteniendo el reconocimiento de Eugenio IV a cambio de que Alfonso le apoyara en su enfrentamiento contra los Sforza Alfonso no regresaría nunca más a sus reinos de la Corona de Aragón estableciendo su corte en la fortaleza de Castel Nuovo, que mando remodelar al arquitecto mallorquín Guillem Sagrera.

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