Bula de Oro de 1356.



La coronación de Carlomagno como emperador de los romanos en 800 constituyó el ejemplo que siguieron los posteriores reyes, y fue la actuación de Carlomagno defendiendo al papa frente a la rebelión de los habitantes de Roma, lo que inició la noción del emperador como protector de la iglesia. Convertirse en emperador requería acceder previamente al título de rey de los alemanes (Deutscher König). Desde tiempos inmemoriales, los reyes alemanes habían sido designados por elección. En el siglo IX era elegido entre los líderes de las cinco tribus más importantes (francos, sajones, bávaros, suabos y turingios), posteriormente entre los duques laicos y religiosos del reino, reduciéndose finalmente a los llamados Kurfürsten (príncipes electores). Finalmente, el colegio de electores quedó establecido mediante la Bula de Oro de 1356. Inicialmente había siete electores, pero su número fue variando ligeramente a través de los años.

La Bula de Oro (en latín, bulla aurea), a veces llamada bula de oro de Nuremberg o bula de oro de Metz, es un texto esencial del Sacro Imperio Romano, promulgada por el emperador Carlos IV en 1356 en la ciudad de Metz. Consistía en un conjunto de reglas que regulaban detalladamente el proceso completo de elección del rey de Romanos y daba a la institución imperial su forma definitiva y atribuía la elección del rey a los príncipes electores. Su nombre proviene de la forma del documento original, sellado por una bula de oro metálica. La ciudad de Fráncfort conserva una copia original de esta famosa bula de oro. 

La bula fijaba Fráncfort como el lugar de la elección y establecía siete príncipes electores (Kurfürsten) como los responsables de llevarla a cabo, a la sazón, los arzobispos de Maguncia, Tréveris y Colonia, el Rey de Bohemia, el Conde Palatino del Rin, el Duque de Sajonia y el margrave de Brandeburgo. La necesidad de establecer un reglamento de elección surgió tras las dobles elecciones de 1198, 1257 y 1314, y la asunción por parte del papado del poder aprobar y legitimar a un determinado candidato, de modo que se apreció la necesidad de fijar un procedimiento para elegir el emperador sin intervención papal. 

En la declaración de Rhens (1338), se proclamó como una antigua costumbre imperial la validez de una elección por mayoría y que el Rey de Romanos electo asumiría el poder inmediatamente, sin requerirse la aprobación papal. Esta declaración se estableció en la subsiguiente Dieta de Fráncfort como una ley imperial. Finalmente, en la Dieta de Núremberg, Carlos IV promulgó la Bula de Oro (por el sello dorado (bula) que llevaba), que estableció y fijó el procedimiento de elección del rey.

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