Método escolástico
El que siguen los autores de la denominada filosofía escolástica en la exposición y desarrollo de sus enseñanzas, que son propiamente una teología. El principio general es la reverencia y fidelidad a un texto, primariamente la Biblia y luego la doctrina de la tradición, en boca de las opiniones de los padres de la Iglesia. El desarrollo concreto del método se inicia en el s. XII, por obra de Pedro Lombardo, quien redactó sus Sentencias, u opiniones de los padres de la Iglesia (el primero en redactar unas Sentencias parece haber sido Guillermo de Champeaux), organizadas y distribuidas en un orden temático: la Trinidad (libro I), la creación (libro II), la encarnación y el Espíritu Santo (libro III) y los sacramentos (libro IV).
La obra de Abelardo, Sic et Non [Pros y contras], añadió el aparato lógico propio de la discusión racional: las opiniones favorables se enfrentaban a las contrarias con miras a hallar una armonización; se añadieron las glosas, o comentarios, que pueden ser interlineales o marginales, con las que se da apoyo o respuesta a los argumentos a favor y en contra.
Los textos van adoptando una exposición dialéctica cerrada, que consiste en la pregunta (utrum) o enunciado del problema, una respuesta esquemática negativa (videtur quod non) o lista de objeciones, la respuesta a estas objeciones (sed contra) y la presentación de la solución propia al problema enunciado justificando la respuesta definitiva (respondeo).
Nacieron de este modo, en cuanto escritos, primero las glosas, luego las sentencias y luego las sumas, obras ya muy completas del período floreciente de la escolástica del s. XIII. La actividad docente, llegadas las universidades, se ampliaba con disputaciones públicas que se denominaron quaestiones disputatae, las que trataban de temas fijados de antemano, y quaestiones de quodlibet, aquellas en que se discutía libremente sobre cualquier tema. Del primer modo de actuar nacieron las cuestiones escritas y del segundo, los cuodlibetos.