Graciano Emperador romano




Graciano Emperador romano, hijo de Valentiniano I, nació en Sirmio en el año 359; murió en Lyons en el 383. Antes de cumplir los nueve años de edad recibió la bata púrpura y la diadema, con el título de Augusto; y a la muerte de su padre (375) se convirtió en emperador de Occidente. Su medio hermano, Valentiniano II, un infante, se asoció con él en el título. Estableció su residencia en Tréveris y se dedicó a oponerse al avance de los alamani, a los que derrotó en la gran batalla de Colmar (378). Sin embargo, su colega en Oriente, Flavio Valente, fue derrotado y asesinado por los ostrogodos en el mismo año de la batalla de Adrianópolis. 

Graciano, sintiéndose insuficiente para gobernar todo el imperio solo, le asignó la parte oriental a Teodosio I. Hasta esta fecha había demostrado ser un gobernante sabio y valiente y un general muy hábil, pero ahora comenzó a descuidar sus deberes y se dedicó a la cacería y otros deportes. Surgió una rebelión en Bretaña bajo Máximo, uno de sus generales, la cual se extendió a Galia. Graciano, quien residía en París, huyó a Lyons, y allí fue asesinado a traición (25 de agosto de 383). 

El reinado de Graciano marca una época clara en la transición del imperio del paganismo al cristianismo. Al momento de su accesión (375) rechazó la insignia de pontífice máximo, que incluso Constantino y otros emperadores cristianos habían siempre aceptado. A instancias de San Ambrosio, quien se convirtió en su principal consejero, mandó a remover de la casa del senado en Roma la estatua de Victoria (382). En ese mismo año abolió todos los privilegios de los pontífices paganos y las concesiones para el apoyo al culto pagano. Privado de la ayuda del Estado, el paganismo perdió influencia rápidamente. 

Graciano no fue tan lejos como para conceder a los cristianos los privilegios y emolumentos que le quitó a los paganos, pero dio prueba de su celo al deshacer los efectos de la persecución de Flavio Valente, y al tomar medidas para la supresión de varias formas de herejía. Aunque en general su política fue una de tolerancia, hizo de la apostasía un crimen castigable por el Estado (383). Fue para Graciano que San Ambrosio escribió su gran tratado “De Fide”.

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